Tanto la vista como el oído pueden presentar alteraciones en el proceso de envejecer y afectar de manera notable a nuestras relaciones. Estos dos sentidos, en particular, inciden con mucha frecuencia en esta etapa de la vida. Por ello, voy a proporcionarles unos datos generales y algún consejo para cuidarlos bien y prevenir o detectar, cuanto antes mejor, sus alteraciones. Pero quiero dejar bien claro que como oír o ver mal “son cosas que ocurren a las personas mayores”, acabamos asumiendo que “son cosas de la edad” y, por lo tanto, hay que resignarse a vivir con ellas. Tienen que saber que no es cierto, no tenemos que acostumbrarnos, sino vigilar por si nos aparece alguna deficiencia en estos campo, y actuar lo antes posible.
La vista
Debido al envejecimiento, no por enfermedad, se puede producir una disminución de la grasa que hay en la órbita (la zona ósea que alberga al globo ocular), que da lugar al hundimiento del ojo. También sabemos que los párpados se caen por el hecho de que la piel tiene menos colágenos.
De la misma forma y por la misma causa, a veces el borde del párpado se queda hacia afuera o hacia adentro, y en este caso las pestañas se introducen en el ojo. Se pueden producir menos cantidad de lágrimas y, en ocasiones, la conjuntiva y la córnea, pueden quedarse más rígidas y afectar a la visión. Puede aparecer un arco blanquecino alrededor del iris llamado Arco Senil. La pupila (lo negro del ojo) se hace más pequeña y nos adaptaremos peor a los cambios de luz a oscuridad o al permanecer en situaciones con poca luz.
El cristalino también se ve afectado. Su rigidez es uno de los factores que causa la denominada “vista cansada” o presbicia. Falla la capacidad de enfocar al pasar a mirar de cerca a lejos, o viceversa. En consecuencia, el paso de los años provoca modificaciones, pero ninguna de ellas determina un cambio en la agudeza visual. Para saber si la pérdida de agudeza es algo propio del envejecimiento o de una enfermedad, se manejan unos parámetros. Para darnos cuenta de si hemos perdido capacidad visual, basta con que comprobemos si somos capaces de leer sin dificultades la letra normal de un periódico. O mejor, podemos acudir a la consulta de un óptico optometrista para que comprueben el estado de nuestra vista.
Enfermedades del ojo más comunes entre las personas mayores
Ahora vamos a hablar brevemente de las enfermedades del ojo más habituales en personas mayores.
Cataratas
Afecta a una parte del globo ocular llamada cristalino. El cristalino es como una lente y al presentar opacidade,s aparece la catarata, con lo que se convierte en una enfermedad muy limitante. Se soluciona mediante una operación quirúrgica, en la que se sustituye por una lente artificial. Por lo tanto, es la primera causa de ceguera reversible.
Glaucoma
Es un daño que sufre el nervio óptico, que se encarga de transmitir las imágenes que el ojo percibe hasta el cerebro, para que este las interprete y sepamos que estamos viendo. La causa es el aumento de la presión que se ejerce por los líquidos que hay dentro del globo ocular y que si este se produce en exceso o se elimina menos de lo que se debiera, acaba afectando a las estructuras nerviosas, por lo que la ceguera sería irreversible. Lo normal es una cifra de 20 mmHg. Dado que se instaura muy lentamente, a veces no nos damos cuenta, por ello es importante revisar la vista y que nos midan la tensión ocular. Se trata con colirios o tratamiento médico o cirugía en algún caso.
Degeneración macular
Es una enfermedad que afecta a la retina. Hay numerosas enfermedades que pueden afectarla, y todas son muy importantes. Pero de todas ellas , la que se asocia principalmente a la edad es la degeneración macular. Es debida a que las células de la retina responsables de percibir la visión, sufren fallo en su función por diversas causas, como puede ser por la aterosclerosis o endurecimiento de las arterias que se produce con la edad, así como por degeneraciones y atrofias de la evolución.
Se considera la causa más frecuente de ceguera irreversible en mayores de 60 años. Se puede mejorar la evolución en algunos casos con láser, (fotocoagulación), pero no existe tratamiento curativo ni preventivo. Se manifiesta como una pérdida progresiva de la agudeza visual (de ahí la importancia de las revisiones periódicas), así como alteración en la visión de los colores, alteración de tamaño y forma de los objetos y pérdida del campo visual central.
La importancia de la prevención
Para prevenir las enfermedades de la vista es muy importante tener hábitos de vida saludables, como para todo: no fumar, alimentarse adecuadamente y practicar ejercicio. Con esto evitamos algunas enfermedades como la hipertensión, el colesterol alto o la diabetes, con tanta afectación para este sentido.
El médico puede detectar estas enfermedades, por lo que unos controles periódicos de las cifras de tensión, niveles de glucosa o colesterol en sangre son determinantes para la detección precoz. Asimismo, resulta de ayuda proteger los ojos del sol con gafas solares.
Y por supuesto, debemos acudir al Oftalmólogo cada dos años, especialmente si ha observado que tenemos disminución de visión (recordad dificultad para leer el periódico), o hay deslumbramiento excesivo. También si tenemos dolor en los ojos, o enrojecimiento, o cualquier otro cambio perceptible.
Si ya tenemos dificultades en la visión, debemos cuidar la iluminación en la casa y procurar tener todo en orden (armarios, cocina, zonas de paso). Debemos dejar las puertas en la misma posición siempre, (o abiertas o cerradas) y buscar elementos que nos ayuden en el día a día, como por ejemplo, teléfonos con números grandes. Hay muchos recursos en los centros especializados.
Es mejor caminar despacio al bajar escaleras, al cruzar la calle (aprovecho para hacer llamamiento a la autoridad competente para regular el tiempo de los semáforos, así como señales sonoras), o darnos más tiempo para adaptarnos al pasar de un lugar iluminado a otro con poca luz.
Lourdes Gorricho
Directora de los Apartamentos Tutelados de Proginsa