Después de haber dedicado el artículo anterior al sentido de la vista, vamos a continuar con otro órgano de los sentidos con gran afectación en el grupo de personas mayores, el del oído.
Creo interesante recordar que, gracias al oído, conocemos que está ocurriendo a nuestro alrededor. Captamos las ondas sonoras que van por el aire, las transformamos en información que llega hasta el cerebro (donde se interpretan estos sonidos) y les damos significado.
Nuestro oído capta sonidos de muchas frecuencias (agudos y graves) y nos indica de donde proceden y la distancia a la que están.
Si hacemos un breve resumen de la anatomía del oído, diremos que se divide en tres partes: el oído externo: (pabellón auricular u oreja) y el conducto auditivo, que llega hasta el tímpano, el oído medio compuesto por los huesecillos (martillo, yunque y estribo) que reciben las vibraciones que producen las ondas sonoras en el tímpano y la transmiten hasta el oído interno. Este tiene forma de caracol y por eso se llama también cóclea.
Los estímulos que llegan de la cadena de huesecillos se transmiten a un líquido contenido en la cóclea. Este líquido activa unas células que transforman dichos estímulos en impulsos eléctricos, que son conducidos al cerebro a través del nervio acústico.
Por su parte, el cerebro traduce esos impulsos eléctricos en palabras con significado para nosotros, o en música, en ruidos…
Las enfermedades del oído que se pueden dar en personas mayores, son las mismas que en jóvenes, pero las más frecuentes son las siguientes:
TAPONES DE CERUMEN
La cera que se produce en el conducto auditivo se hace más espesa, y junto con la descamación de las células que lo recubren, originan los tapones de cerumen que pueden llegar a producir disminución de la audición. De la misma manera, se produce la sensación desagradable de tener el oído ocupado, así como a veces vértigo si el tapón es muy duro y comprime el tímpano.
El tratamiento es la extracción. Puede ser con lavados del conducto auditivo externo con jeringa previo reblandecimiento del tapón, pero si ha habido antecedentes de perforaciones del tímpano o alguna afectación previa, es mejor que lo haga un especialista con un mecanismo de aspiración. En cualquier caso, conviene no usar nunca pinzas por nuestra cuenta ni bastoncillos. Estos están terminantemente prohibidos.
PRESBIACUSIA O SORDERA SENIL
Es un envejecimiento exagerado del oído, una disminución de la capacidad de audición (hipoacusia). Se produce por afectación del oído medio y del oído interno. Si hacemos una medición de la audición de una persona que la padece, se ve que va disminuyendo la capacidad auditiva de las frecuencias graves a las agudas. Es bilateral, es decir, afecta a ambos oídos de forma simétrica.
Su edad de inicio es de los 50 a los 60 años y progresa lentamente. Afecta al 25% de la población entre los 65 y los 75 años. Si exploramos el oído, no vamos a encontrar lesiones visibles y es cierto que afecta a las personas que la padecen incluso más de lo que, por nivel de audición que aún conservan, se podría suponer. Esto es así porque afecta a los niveles de conversación normal, por lo que va limitando la capacidad de relación especialmente en ambientes con ruidos ambientales. Es decir, el paciente con esta enfermedad oye pero no entiende.
El tratamiento médico no existe. La única opción sería una terapia psicológica. Es muy importante hablarles más despacio, ya que el umbral de entendimiento se mantiene a condición de utilizar una manera de hablar lenta. Del mismo modo, hay que hablarles mirándoles a la cara y evitando ambientes muy ruidosos. El tratamiento rehabilitador consiste en audífonos. Cada vez más eficaces, pero siguen siendo amplificadores de sonido. Es preciso un período de adaptación a los mismos y mucha paciencia para el paciente y para las personas de su entorno.
OTOSCLEROSIS
Se ocasiona por la afectación del oído medio, y es una enfermedad hereditaria que afecta más a mujeres y se agrava con los cambios hormonales, con lo que produce una pérdida de audición. La padecen 1 de cada 200 personas y se puede notar desde edades tempranas de la vida. Es debida a que los huesecillos del oído medio se engruesan, por lo que el estribo no puede transmitir adecuadamente las vibraciones al oído interno.
Además de la audición, también causa vértigos y ruidos en los oídos (acúfenos). Se puede tratar extirpando estos huesecillos y sustituyéndolo con una prótesis o un injerto, pero la sordera solo se corrige con un audífono. Recientemente, se ha descubierto el gen que al sufrir una alteración es el responsable de que aparezca la enfermedad. Así que una buena noticia.
PREVENCIÓN Y DETECCIÓN PRECOZ
Para prevenir y detectar precozmente las alteraciones de este importante órgano de los sentidos, es aconsejable, como en todo, tener buenos hábitos de vida. Igualmente:
- Evitar introducir objetos (especialmente bastoncillos) en el oído porque podemos dañar el tímpano, o generar tapones de cera.
- Usar tapones de baño si vamos a nadar en piscinas u otro medio. Secarnos bien para eliminar la humedad del conducto auditivo, (sin introducir nada en el interior).
- Acudir al Otorrino cada dos años, a partir de los 50, aunque esto es especialmente importante si no podemos seguir una conversación si están hablando dos o más personas, o si no oímos bien al hablar por teléfono.
- De igual forma usar protección si trabajamos o permanecemos en ambientes muy ruidosos .
- Controlar el volumen de los cascos o auriculares que se aplican a los dispositivos electrónicos. Es posible que una “epidemia” de sordera se produzca cuando nuestros jóvenes actuales vayan cumpliendo años.
- Si ya oímos mal es importante que pidamos a las personas que nos hablen que lo hagan despacio y claro.
- Tened mucho cuidado en la calle porque al no oír bien ruidos de coches, por ejemplo, puede ser peligroso. Por eso hay que estar muy atentos.
- Hay alarmas luminosas para la vivienda, (timbres, teléfono..) puedes acudir a tiendas especializadas y pedir consejo.
- Los audífonos son de gran ayuda pero hay que adaptarse a ellos. Ya lo hemos dicho antes, hay que tomarse la vida con paciencia.
Directora de los Apartamentos Tutelados de Proginsa