Un trabajo reciente de investigadores del área de neurología de la Universidad de Columbia (Estados Unidos) apunta a que la actividad física moderada tiene incidencia a la hora de retrasar el envejecimiento cerebral.
El estudio, basado en la técnica de la neuroimagen, ha analizado el comportamiento de 1.500 personas de más de 70 años, con diferentes estilos de vida: sedentarios, de actividad moderada y de actividad intensa. Los individuos que «mantenían más niveles de actividad, presentaban un un mayor volumen cerebral, con independencia de factores como la edad, el sexo o la educación».
De acuerdo con los resultados, se ha confirmado que las personas con cierto grado de ejercicio físico (que puede ser caminar, cuidar del jardín, bailar, o actividades más exigentes) mostraban un retraso medio de cuatro años en cuanto al envejecimiento cerebral. La aminoración del deterioro parece ser mayor cuanto más intenso y prolongado es el ejercicio a esas edades, aunque se necesitan más estudios para confirmar definitivamente la hipótesis.
El mayor interés de la investigación, aparte de constatar de nuevo que es necesario llevar una dinámica de envejecimiento activo, con dosis relevantes de actividad física, aunque sea suave, está en seguir profundizando en el papel que esta tiene en la aparición de enfermedades como la demencia o el propio Alzheimer.
Por el momento, no se han podido establecer relaciones causales claras entre la falta de ejercicio y los posibles desencadenantes de estas patologías, entre otros factores, pero como sí se sabe que el volumen del cerebro es relevante en relación con las enfermedades cognitivas, los investigadores sugieren que el estudio les anima a seguir trabajando en esta línea, el papel de la actividad física en el deterioro cerebral.
Y más allá de los hallazgos científicos y su aplicación en la lucha contra las dolencias de la vejez, el trabajo confirma de nuevo la importancia de continuar haciendo ejercicio en la medida de las posibilidades. ¡No dejes de moverte!