Continuamos exponiendo en una segunda entrega las propiedades de la Enfermedad de Parkinson. Nos centraremos en los distintos aspectos que conciernen al tratamiento.
Teniendo claro que no hay un medicamento que cure la enfermedad, sí que se puede mejorar enormemente sustituyendo la dopamina cerebral por medicamentos que contengan levodopa sola, que es la forma en que la dopamina puede llegar al interior del cerebro. Es decir, como un diabético al que le proporcionan insulina. Nunca es tan eficaz como la que segrega el organismo, pero ayuda a mantener una vida más autónoma.
Están, además, los agonistas dopaminérgicos, que son menos eficaces en el control de la rigidez y que, generalmente, se asocian a los anteriores. Se suministran por vía oral, en forma de parches transdérmicos o a través de inyecciones subcutáneas, aptas para momentos puntuales de bloqueo.
Finalmente, otro tipo de medicamentos colaboran para que en nuestro cerebro no se destruya la que producimos de manera natural o la administrada. Son los inhibidores de enzimas, que se utilizan como segunda o tercera línea de tratamiento.
Es muy importante ajustar la dosis (en personas mayores se reduce mucho) y también vigilar la polifarmacia, ya que hay o puede haber medicamentos que provoquen o empeoren los síntomas. Al igual que ocurre con los antidepresivos, no hay mejoría inmediata de los síntomas. Hace falta que transcurran unos días para que se note su efecto. Por eso, hay que saber esperar.
Es mejor tomarlo o antes de las comidas, o al menos treinta minutos o una hora después para evitar que no se absorba bien si está mezclado con los alimentos. En ese sentido, mejor hacerlo a la noche. Resulta de vital importancia vigilar los efectos secundarios que la medicación puede producir, pero nunca debemos dejar de tomar un medicamento de este tipo por nuestra cuenta. Podrían producirse reacciones graves en nuestra salud.
Tratamientos no basados en fármacos
Junto a los fármacos, existen otros tratamientos que se pueden aplicar:
- Estimulación cerebral profunda: pequeños electrodos instalados en el cerebro para afectados por movimientos involuntarios con poca respuesta al tratamiento.
- Tratamiento quirúrgico: solo se lleva a cabo en algunos países. Consiste en extirpar una pequeña parte de cerebro de la zona afectada.
- Ultrasonidos de alta intensidad (HIFU): se usa esta técnica teniendo como zona diana el núcleo Subtalámico. La idea es no solo tratar el temblor, sino también la lentitud de movimientos. Al no haber dopamina, hay un desajuste de varios circuitos entre neuronas que hace que estas otras tampoco funcionen de manera normal. Por ello, parece que con los ultrasonidos se pueden mejorar también dichos desajustes. La técnica dura aproximadamente tres horas y el paciente puede volver a su casa tras la aplicación, gracias a que no existe intervención quirúrgica. Según los expertos, con esta técnica hay muy pocas recaídas, en torno al 5%, como señala el Doctor Obeso, del Centro Integral de Neurociencias del Hospital Universitario HM Puerta del Sur de Móstoles.
En este mismo centro también están trabajando para poder iniciar este tratamiento en fases precoces de la enfermedad con LIFU. Son ultrasonidos pero de Baja Intensidad. Se pretende que, en etapas tempranas, incluso sin síntomas, se pueda retrasar la evolución de la enfermedad pudiendo administrar medicamentos directamente en el cerebro como se está investigando con los anticuerpos. Insisto, en fase de investigación. Como ven, todo un horizonte esperanzador para estas personas.
Actividades de la vida diaria
Es imprescindible que nos esforcemos en mantener la mayor movilidad como nos sea posible, a fin de seguir siendo independientes. Por eso, hay que mantener todas las actividades rutinarias de un día normal, pero se pueden utilizar ayudas para mantenerlas. Por ejemplo, si tengo mucha dificultad para abotonarme prendas, sustituir botones por velcro, zapatos que no precisen cordones, sistemas para cerrar o abrir cremalleras, abotonadores y todos los artilugios precisos que podamos sentir como útiles en los catálogos de ortopedias y tiendas específicas.
Conviene evitar las alfombras en casa y colocar barras para asirnos en baños, o pasamanos en pasillos. Asimismo, resulta recomendable vigilar la dieta para que sea rica en fibra y con abundantes líquidos, y así ayude a controlar el estreñimiento. Si no fuera suficiente, se debería prescribir tratamiento específico.
Igualmente, se debe hacer todo el ejercicio posible, con paseos o actividades como el Tai-Chi o el yoga. Muévase como nunca, muévase siempre.
Técnicas de rehabilitación
La rehabilitación incluye desde la fisioterapia para prevenir rigideces articulares y la pérdida de masa muscular, a terapia ocupacional dirigida a mantener durante más tiempo las actividades de la vida diaria y, por lo tanto, seguir siendo independiente.
De la misma manera, se puede contar con logopedas para no perder la comunicación verbal. Y, por supuesto, recordad que existen Asociaciones de Enfermos de Parkinson, donde informan, ayudan y apoyan a las personas afectadas y a sus familiares. Aún queda mucho por conocer sobre esta enfermedad. ¡Todo llegará!