A pesar de que la sociedad es cada vez más consciente de la llegada de la jubilación, sigue siendo una etapa para la que no prevenimos demasiado. Muchas personas llegan a la edad de retiro sin tener muy clara su dedicación futura y sin saber en qué condiciones económicas se encontrarán cuando llegue el momento.
Probablemente, en la falta de planificación influye tanto el que la veamos lejana cuando tenemos que empezar a pensar en ella como el que aún manejemos la idea de la vejez es corta. Sin embargo, es muy habitual que en los países occidentales con alta calidad de vida, los individuos vivan más de veinte años después de jubilarse en buenas condiciones de salud durante la mayor parte de ese período.
Por tanto, es un tiempo en el que cabe hacer aún muchas cosas y emprender proyectos que se han estado dilatando durante la vida laboral o la crianza de los hijos. Los expertos sostienen que la longevidad es como mínimo uno de los motivos para no improvisar. De hecho, las personas que planean su dedicación después de retirarse suelen presentar una mayor calidad de vida.
Evitar enfermedades
Por una parte, no sufren de cierto estado de depresión o, si quieren, melancolía, cuando pasan de trabajar más de cuarenta horas semanales a disponer de muchas horas cada día. Y es que no basta con pensar que con algo de ejercicio, mayor descanso y el cultivo de una mínima afición podemos mantener el pulso, porque tarde o temprano llega el aburrimiento y la sensación de que uno es inservible.
Cuando se sufre esta situación, además, se corre más riesgo de enfermar, porque la falta de perspectivas incide en patologías como «el insomnio, la hipertensión, trastornos digestivos o enfermedades cardiovasculares». En consecuencia, es importante decidir con tiempo cómo vamos a sustituir los incentivos vitales del trabajo en nuevas ocupaciones que nos proporcionen la misma, o incluso , más satisfacción, ya que bastantes personas no han disfrutado de su trabajo durante muchos años, por distintas circunstancias.
Planear las actividades y mantener el compromiso social
Los especialistas dicen que el escenario menos deseable es dejarse llevar por una especie de sueño en el que haremos todo aquello que no hemos podido abordar en los años anteriores, como viajar mucho, cultivarse o desarrollar aficiones frustradas. Es bueno soñar y proyectarse en el futuro, pero lo que recomiendan es trabajarlo desde el presente para que no nos pille de sorpresa.
Lo que recomiendan, fundamentalmente, es continuar manteniendo la dimensión social, bien a través de los lazos familiares más inmediatos, bien mediante el compromiso con todo tipo de causas en las que se puede participar activamente y poner a disposición de otros el conocimiento y la experiencia acumulados en muchos años de profesión.
Cuidar de la salud financiera
Y en relación con las sorpresas, también señalan que no hay que dejar de lado la dimensión económica. Las perspectivas indican que con la pensión es difícil mantener el poder adquisitivo que se ha poseído en el período laboral. Por ello, hay que prever el modo de paliar esa posible pérdida de recursos con fórmulas de ahorro e inversión a largo plazo que nos permitan utilizar esos recursos cuando se reducen los ingresos.
Lo paradójico es que todo el mundo se preocupa por el futuro financiero, pero pocas personas se ocupan realmente de afrontarlo. Pese a que en el mercado existen numerosas opciones para disponer de más dinero en la jubilación, no se les presta la atención necesaria cuando hay que hacerlo. Sin embargo, los aspectos materiales de la vejez requieren de una gestión activa desde mucho tiempo atrás para que sean útiles y fructíferos en el momento en que se necesitan.