Uno de los aspectos que hay que vigilar especialmente en la salud de las personas mayores es su estado nutricional. Diversos expertos han alertado de que un porcentaje entre el 25 y 30 por ciento de los mayores de 75 años puede mostrar síntomas de malnutrición. Es importante detectarlos y aplicar las medidas necesarias para revertir la situación.
Las causas de dicha malnutrición son muy variadas, y a menudo está relacionadas con diversas patologías, como el Alzheimer, las enfermedades cerebro-vasculares, las infecciones, alteraciones del sistema digestivo o la diabetes. Asimismo, como consecuencia de fracturas que impiden la movilidad, también pueden surgir episodios de nutrición irregular.
Otro de los factores que influye en la malnutrición es el estado de los dientes, ya que si las personas han perdido piezas dentales o llevan prótesis removibles, presentan grandes dificultades para deglutir determinados alimentos y, en general, no procesan bien la comida que ingieren.
- Por ello, es importante comprobar si existen signos de desnutrición. Los más relevantes son los siguientes:
- Pérdida de peso en los últimos meses sin que se haya llevado una dieta restrictiva.
- Pérdida de masa muscular y de fuerza en los músculos.
- Reducción de la ingesta en cada comida, o del número de ingestas diarias.
- Demostración palpable de cansancio, de forma regular, especialmente en actividades cotidianas como levantarse de una silla, caminar un rato.
Aparición de episodios regulares de tos o atragantamiento al comer.
Recomendaciones para vigilar la alimentación
Aparte de detectar cuanto antes la malnutrición para revertirla en lo posible, es muy conveniente adoptar medidas de prevención. Una de las más importantes es comprobar que la persona mayor hace un número razonable de comidas al día, 4 o 5, y que se alimenta de una dieta variada y en cantidades similares a las de una persona adulta. Es cierto que por la edad puede reducirse el número de calorías que ingerimos, pero no debería haber gran variación con respecto a la población en general.
Por otra parte, si se observan dificultades en la deglución, quizá sea necesario procesar en mayor medida los alimentos para que sea más fácil masticar y tragar. Igualmente, resulta recomendable pesarse con regularidad para descubrir las oscilaciones de peso. Si se observan anomalías, lo más oportuno es acudir al médico para que valore la situación, prescriba la dieta más adecuada y, en su caso, decida dar medicamentos o suplementos para que nuestro mayor recupere el peso y muestre indicadores óptimos en su organismo.
Por último, se debe recordar que el ejercicio físico constituye un soporte excelente para favorecer una correcta alimentación. Nos abre el apetito por el desgaste de energía y ayuda a mantener el tono muscular, con lo que se mitigan las pérdidas causadas por la edad o la alimentación deficiente.