El envejecimiento de la población y la mayor presencia de enfermedades crónicas lleva a que un porcentaje superior de la población requiera cuidados especiales para hacer frente a sus enfermedades, mediante tratamientos paliativos que mejoren la calidad de vida durante el tiempo que sea necesario.
Por desgracia, se ha detectado que las terapias de paliativos no alcanzan a todas las personas por igual, ya que se encuentran diferencias por comunidades autónomas y también en relación con las distintas patologías.
Distintas entidades intentan impulsar políticas comunes en todos los territorios y administraciones públicas. Entre ellas, destaca la labor de la Sociedad Española de Cuidados Paliativos (SECPAL), que acaba de lanzar una guía que sirva de referencia tanto a profesionales como a los ciudadanos, con el fin de que conozcan cuál debe ser el alcance de los tratamientos.
Esta organización detecta la necesidad de destinar recursos específicos en la infraestructura sanitaria para que los pacientes tenga acceso sencillo a los tratamientos, bien sea de forma ambulatoria u hospitalaria. Por otra parte, es necesario contar con personal formado y con medicamentos específicos, como los de la rama de los opioides, cuya función es muy relevante en determinadas dolencias, sobre todo si se encuentran en fase terminal.
Por lo general, los cuidados paliativos se aplican a las enfermedades terminales, con el propósito de hacer más llevadera la vida del paciente y de su familia, ya que además de la vertiente física, existe una tremenda carga emocional que afecta a todos. ¿Cuáles son las condiciones de una enfermedad terminal?
- Se trata de una patología avanzada e incurable.
- No se responde al tratamiento, por lo que se aleja la posibilidad de recuperación.
- El paciente experimenta síntomas muy intensos, que obedecen a multitud de factores.
- Las perspectivas vitales son limitadas.
- Se necesita un gran soporte médico y asistencial.
Por tanto, el objetivo fundamental de los cuidados paliativos en estas circunstancias es el de lograr el mayor confort posible para la persona enferma y sus familiares. Estos tratamientos entran en escena cuando las terapias curativas comienzan a no funcionar y cobran mayor protagonismo cuando la salud se deteriora con rapidez. Lo que se persigue es dotar de dignidad y autonomía y dignidad al paciente, con la finalidad de que su dolencia sea lo más llevadera posible.
Hay que controlar los síntomas, a veces muy dolorosos, y procurar que el estado emocional no lleve al abandono y al derrumbe, tanto de la propia persona como de sus familiares. Queremos que las personas entren en la última etapa de su vida reconfortadas por el sistema sanitario y la atención humana.
La SECPAL ha editado una guía completa de información y sensibilización, que puedes descargarte en este enlace.