Estamos en unas fechas en las que se retoma, como una buena costumbre, el volver a contactar con personas queridas, unas próximas, (hijos, hermanos y familiares), y otras quizás más lejanas, como amigos, antiguos compañeros o compañeras de trabajo. Es algo típico de la Navidad y de las fiestas de fin de año.
Lo tenemos incluido en nuestros hábitos sociales, antes era a través de las felicitaciones navideñas, aquellas felicitaciones, que nos parecen tan lejanas, llenas de dibujos con motivos religiosos, regalos, adornos navideños. También las llamadas de teléfono en esas fechas llenas de compras y preparativos para las reuniones familiares.
Ahora contamos con otros medios, los correos, wasaps, videollamadas de teléfono o por Skype… lo importante es decir a otras personas que nos seguimos acordando de ellas, que las echamos de menos y siempre, diciendo aquello de “tenemos que juntarnos, tenemos que vernos, a ver cuando quedamos”…., pero la mayoría de las veces, se pasa la Navidad, volvemos a la rutina diaria y ahí se han quedado los buenos propósitos, hasta el siguiente año.
Lo que ocurre, según nos hemos hecho mayores, es que no siempre vamos a poder encontrar a ese amigo, compañero o familiar disponible. Las enfermedades, la dependencia, incluso la muerte, alejan definitivamente de nuestra vida a esas personas que en su momento fueron importantes para nosotros, y entonces vienen las lamentaciones.
No dejemos que esto ocurra
¿Por qué dejamos que esto ocurra?, ¿por qué la rutina y la dejadez pueden con el esfuerzo de concretar y llevar a cabo, un día para una reunión, una comida o un café y compartir, pero de verdad, esos buenos recuerdos, y por qué no, esos planes que aún podemos seguir haciendo?.
¿Y en nuestro día a día?, somos capaces de quedar con amigos y amigas para dar una vuelta, o de lo que a menudo os cuento, de apuntarse a talleres y cursillos para aprender cosas nueva, hacer ejercicio, organizar actividades con la familia, una merienda, ir de compras, una excursión…Cualquier cosa que sirva de excusa para juntarnos con otras personas. Lo que más nos guste, seguro que cualquiera de ellos nos hará sentirnos mejor, más llenos de vida. Más felices.
Lo que nos sucede es que no somos plenamente conscientes de que, las relaciones sociales, tienen mucho que ver con la salud física y mental. Es decir, con nuestra calidad de vida, con la sensación de bienestar.
La importancia de mejorar nuestras relaciones sociales
Creo que ya hemos hablado anteriormente de que, si somos capaces de mejorar nuestras relaciones sociales, nuestro estrés va a disminuir, y además cuantas más y mejores sean estas relaciones, en casa o fuera de ellas, más va a disminuir. Pero hay que dar el primer paso. No podemos esperar a que alguien lo haga por nosotros, ya somos mayores y sabemos que en la vida, pocas o ningunas cosas se consiguen sin esfuerzo, al menos a mí me ocurre así.
Así que estas navidades vamos a pasar de las palabras a los hechos, de los buenos deseos a la acción. Estas navidades voy a salir de casa, voy a hablar con mis vecinos, voy a quedar con mis amigos, con mis familiares, voy a proponerme que esto no acabe el 6 de Enero, va a ser mi mejor plan para el 2020. Hablaremos en el 2021.
Felices Fiestas y mis mejores deseos para todos vosotros.
Directora de los Apartamentos Tutelados de Proginsa