La evolución social muestra que uno de los grandes problemas a los que nos enfrentamos es la soledad.
Las estadísticas muestran que cada vez es mayor el número de personas que viven solas, sobre todo a edad avanzada. Y de acuerdo con la evolución de los modelos sociales y familiares, es previsible que este fenómeno se incremente.
Para muchos mayores en la actualidad, la soledad sobreviene debido a la viudez. En un artículo publicado en The Conversation, el Profesor Juan Oliva Moreno, especialista en Economía de la Salud en la Universidad de Castilla La Mancha, trata sobre las consecuencias de enviudar, que en su mayoría son negativas. Señala que «compartir la vida con una pareja se asocia de manera importante al bienestar personal, a disfrutar de mejor salud y a vivir en una posición económica más desahogada. En cambio, la muerte de una pareja puede ser uno de los eventos más devastadores en la vida de una persona».
Tal como se ha constatado en encuestas europeas sobre vejez y jubilación en Europa, el hecho de enviudar causa una percepción negativa del bienestar y puede influir en un empeoramiento de la salud mental. Este es el aspecto que más llama la atención, ya que, sin embargo, la salud en general de las personas viudas no se deteriora por la pérdida de un familiar, de acuerdo con los estudios.
Importancia de la red de apoyo a las personas viudas
En ese sentido, al quedarse solas, sobre todo en el corto plazo, las personas necesitan más de la red de apoyo, bien a través de los familiares o de profesionales. El objetivo es que a medio plazo recuperen en cierta medida las ganas de vivir y pongan en práctica rutinas que puedan paliar el sentimiento de pérdida. Hay que tener en cuenta que después de media vida en pareja y con la misma persona, existen hábitos muy arraigados que ya no pueden llevarse a la práctica.
Por tanto, se hace necesario volver a encontrar sentido a la vida en acciones cotidianas que a menudo las personas tendrán que realizar solas, o en compañía de familiares o amigos, y muchas veces con desconocidos o con quienes ya habían perdido el contacto desde hace mucho tiempo.
En opinión del experto, «debería facilitarse el acceso a atención psicológica temprana a personas que acaban de enviudar», con el objetivo de que puedan volver cuanto antes a una nueva normalidad.
Y respecto de los familiares, es conveniente que en la primera etapa de la viudez estén más presentes en la vida de la persona que se ha quedado sola. Suele dar la impresión de que lo está sobrellevando bien, pero no pocas veces se esconde un estado de tristeza que les lleva a perder ilusión por el tramo de vida que aún les queda.