He pensado en este tema, la fractura de cadera en personas mayores, a propósito de la inmovilización obligada a la que se han visto, y se ven, sometidas durante los confinamientos domiciliarios y, especialmente, residenciales, y que aún están padeciendo, sin posibilidad de tomar el sol y sin alternativas de actividad física.
También, porque este tipo de fracturas suponen el 70% de las que sufren las personas, sobre todo a partir de los 65 años, en que se incrementan enormemente. En las mujeres a raíz de la menopausia, y en los varones a partir de los 75 años. La relación es 3/1 mujeres por cada hombre.
Por no aburrirles con datos pero a modo informativo, en España se puede estimar que se producen alrededor de 35.000 fracturas de cadera al año. Se dan sobre todo en personas institucionalizadas. El coste medio de cada una de ellas es de 12.321 €, incluyendo revisiones, rehabilitación, SAD…, calculado durante el año siguiente.
Pero evidentemente, no es solo el coste económico, sino también la discapacidad que temporal o definitivamente causa, incrementando la dependencia. Por ello, al ser una fractura en parte “evitable”, debiéramos conocer y, por lo tanto, prevenir en la mayor medida posible.
Causas de la fractura de cadera
Para que se fracture un hueso hace falta una fuerza que actúe sobre él, y si el hueso no tiene resistencia para soportarlo, se fractura. En las personas jóvenes, dichas roturas tienen su origen en traumatismos muy severos (accidentes de coche, caídas desde alturas, prácticas deportivas…), pero en los ancianos no, ya que se ven involucrados muchos factores. Cuantos tengamos, presentaremos más riesgo de padecer una fractura de cadera.
Estos factores de riesgo son muy importantes y conviene dejarlos muy claros para que desde ahora mismo cada persona tome las medidas preventivas en aquello que se pueda cambiar. Otros aspectos no pueden modificarse, como el hecho de ser persona de edad avanzada, mujer, de raza blanca, contar con antecedentes familiares de fracturas o padecer de artrosis.
Entre los apartados modificables se puede citar llevar una vida sedentaria, pérdida de masa muscular, problemas en la visión, marcha inestable, obesidad y desnutrición (en esta última hay que considerar también la debida a determinados medicamentos, hecho que obliga a su revisión periódica). Todos ellos conducen a la presencia de osteoporosis y caídas, las dos causas fundamentales de las fracturas de las personas mayores.
La osteoporosis
La osteoporosis consiste en que nuestros huesos no están densos, compactos. Han perdido calcio y presentan una imagen como de esponja. Este factor aparece en el 80% de los mayores de 80 años.
Las caídas
Son las grandes responsables de las fracturas, hasta en un 90% de las veces. Se sabe que más del 30 % de los mayores de 65 años se caen al menos una vez al año. Pero hay un 10% de fracturas que se consideran “espontáneas” y se originan en actividades tan cotidianas como levantarse, sentarse o caminar.
En la aparición de la osteoporosis y las caídas interviene la pérdida de masa muscular, un factor muy relevante. Nos movemos poco y los músculos se atrofian. Si a eso añadimos sobrepeso u obesidad, aún nos movemos menos e incrementamos el riesgo de caídas y, consecuentemente, fracturas.
Sobre la desnutrición, quiero aclarar que no es solo estar delgado, se puede estar obeso y desnutrido, es más bien estar mal alimentado, especialmente si hacemos dietas monótonas y pobres en proteínas. A veces nos da pereza cocinar, tenemos mal la dentadura y no masticamos bien, evitamos carne magra, nos olvidamos del pescado… y esto también tiene su repercusión.
De la misma manera, conviene apuntar que si vemos mal, caminamos con dificultad, tomamos algún fármaco, (ansiolíticos, hipnóticos, antidepresivos, diuréticos, corticoides), tenemos barreras arquitectónicas o usamos calzado inadecuado, se favorecerán estos accidentes. Podemos centrarnos en estas cuestiones cotidianas para evitar que sean fuentes de caídas y nos limiten el día a día.
Por otra parte, determinadas patologías también son responsables de caídas, como por ejemplo, el hecho de padecer Alzheimer o Parkinson.
En una segunda entrega de este tema hablaremos del tratamiento de las fracturas y del proceso de rehabilitación hasta alcanzar de nuevo la movilidad perdida.
Directora de los Apartamentos Tutelados de Proginsa